Diana Gutiérrez

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Diana Gutiérrez (Madrid, la Tierra, 1982) quería ser astronauta, pero abandonó la idea cuando se enteró de que el ser humano no había puesto un pie ni remotamente cerca de la Nube de Oort. Se dedicó a estudiar cosas poco productivas y a trabajar para ganarse la vida, hecho que le agrió el carácter hasta extremos inconcebibles. Cuando descubrió que podía compartir sus historias de ficción erótica-conceptual, fue algo más feliz. Actualmente vive en Barcelona, traduce videojuegos con rollo bollo y cree tener recuerdos de alienígenas que la obligan a realizar todo tipo de actos sexuales, pero suele ser que se ha quedado dormida.

También publica cosas en su web.

Libros en Café con Leche


P: «Alienígenas bisexuales del espacio exterior»… ¿Qué te llevó al título de tu relato en Cuando calienta el sol? ¿Eres una fan de las viejas películas de platillos volantes?

R: No exactamente. Buscaba un título impactante con un aire retro que describiera sin ambages el contenido del relato. Lo de “bisexuales” va por los dos sentidos de la palabra bisexual. Y lo del “espacio exterior” se refiere a todo lo que está más allá de nuestro sistema solar, que hoy por hoy está mucho más allá de nuestro conocimiento. Pensé que le iba bien. O quizás solo estaba borracha y pensé que la gente se fijaría en un relato erótico con ese título.

P: A pesar del tema, tu historia tiene un fuerte transfondo filosófico. ¿Es esto verdad o nos lo estamos inventando?

R: Pues… no sé. La historia habla de alguien que tiene un gran deseo de trascender, tanto en un sentido erótico como metafísico. Sin embargo, para alcanzar ese estado primero debe entrar en contacto con estados más primitivos de su conciencia. De esa manera, el sexo se convierte en un camino de exploración para algo que termina estando mucho más allá de la experiencia carnal. Si es ese el trasfondo, coincide con mi forma de pensar, pero no lo tenía tan elaborado antes de ponerme a escribir.

P: Tu relato incluye sexo con alienígenas (como el propio nombre indica) y algún otro mutante. ¿No temes que esta idea corte el rollo?

R: Supongo que la idea era atrevida, pero espero que la realización compense el posible repelús inicial. En cualquier caso, yo también intenté trascender un poco los límites del erotismo y mis propios cánones. En el fondo somos bastante sota, caballo y rey. Da miedo innovar por muchas razones: porque lo que uno considera erótico, a otro le puede resultar desagradable o violento; porque tenemos muchos tabúes sobre lo correcto y lo incorrecto; y en el fondo, porque escribimos sobre lo que nos pone y nos da vergüenza exponernos ante alguien que a lo mejor se descojona de nuestras filias más íntimas. Yo intenté dejarme ir, abrir la mente e invitar al lector a verlo todo desde el prisma de la trascendencia, aunque de vez en cuando a mí misma me resultaba graciosa la idea del mucho follar en aras de la trascendencia y se me escapaban cosas como lo de la supernova. Aunque si hay gente a la que le ponen los pies sudados, no veo por qué no puede existir a quien le ponga una supernova.

P: ¿Te gusta la ciencia ficción? ¿Qué tipo de novelas lees?

R: Leo ciencia ficción de cuando en cuando, pero necesito que incluya “chicha” entre los personajes, que se desarrollen las relaciones entre ellos. Si no, me resulta fría. Aparte de eso, leo de todo, desde Italo Calvino hasta libros juveniles. Una de mis autoras favoritas es Joyce Carol Oates porque tiene todo lo que me gusta: sus personajes interactúan mucho unos con otros, le fascinan los jóvenes y es deliciosamente violenta.

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