Ricardo Cebrián

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Ricardo Cebrián (1980) es uno más de los que comenzaron a leer novelas porque hablaban de sexo. Hasta entonces solo conocía los mortadelos, las historias de tanques y los cómics de Conan, pero se dejó llevar por los libros de Nomanor, Historia de O y muchos otros que estaban escondidos en la última estantería de su casa. Esto, unido a su afición a la escritura, produjo lo obvio: empezó a escribir porno fantástico en el colegio con sus compañeros de clase como protagonistas.

El paso de los años y la maduración de su escritura le hicieron pensar que quizás debería dedicarse a cosas más sofisticadas, como la fantasía épica o el neorrealismo de oficina, pero una vez superada esa fase decidió que lo mejor era juntar el acero con los cuerpos desnudos. Conan pero un poco más guarro, Panzers con culitos de acero. Quién sabe si algún día conseguirá encontrar una versión porno de Mortadelo…

Libros en Café con Leche


P: «1920», tu historia para Cuando calienta el sol, transcurre ese año en mitad de la guerra entre Rusia y Polonia… ¿Por qué precisamente ese momento, y por qué Polonia?

R: Soy fan de los momentos históricos olvidados. 1920, en toda Europa Oriental, fue ese momento en el que todo era posible y todo se fue al garete. Acababa de terminar la Gran Guerra y aparecieron muchísimos países que trataban de definir conceptos como libertad, nación o revolucionar el mundo, como la URSS. En cuanto a Polonia, la razón es un poco la misma. Polonia es uno de esos países que en nuestros libros de texto no aparece más que en el mapa. Estoy un poco harto de leer historias sobre los mismos sitios.

P: Sabemos (porque nos lo ha dicho un pajarito) que tú eres heterosexual. ¿Cómo fue que te atreviste con un relato gay?

R: Al principio me llamó la atención el reto, nunca he hecho uno. Luego me acojoné vivo, ¡nunca he hecho uno! Pero al final me olvidé de pensar en gay o no gay y traté de escribir una historia de compañerismo y amistad en una situación extrema. Por supuesto, hay sexo, pero no es lo más importante. Una vez que dejé de intentar encontrar clichés, fue mucho más fácil.

P: ¿Cómo crees que se combina el género bélico con el erótico?

R: En el fondo mal. En el fondo bien. Depende. Al principio mi historia era más bélica que erótica y hubo que depurarla poco a poco. El problema del género bélico actual es que en el fondo estás hablando de una situación sucia, repelente. No hay nada heroico en los cañones y las ametralladoras. Aunque claro, están los uniformes, la adrenalina, la posibilidad de la muerte, la amistad y, si lo fuerzas, hasta el heroísmo…

P: ¿Cuáles son tus autores favoritos?

R: Puf. Tengo tantos… Arturo Pérez Reverte, Stephen King, Jack London, Poppy Z. Brite, W. Somerset Maugham… Me gustan todos los que me dejen una sensación de «ESTO ES LA HOSTIA», así con mayúsculas.

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