Rocío Vega

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Rocío Vega nació en 1990 durante un eclipse de luna. Aunque sus profesores insistieron en que fuese a la universidad a hacer Periodismo, ella lo odia. Acabó estudiando gastronomía y ahora escribe en una cocina. Uno de sus relatos ganó un premio y le dijeron que parecía escrito por un chico. En sus ratos libres compra juegos de Steam compulsivamente, ve menos series que la media de su Facebook y lee novelas malas para destriparlas. Su pasión son los juegos de rol, menos en la cama. En la cama le gusta tener la boca ocupada en otras cosas.

Libros en Café con Leche


P: Tu relato en Cuando calienta el sol, “La Bestia Negra”, es muy realista, casi “tangible”. En él se nota hasta el sudor… ¿Escribes literatura erótica normalmente?

R: No escribo literatura erótica per se; de vez en cuando cae alguna escena subida de tono en las campañas de rol que dirijo, o me inspiro y le regalo un relato cochino a mi chica. No diré que no se me haya pasado por la cabeza tirar de seudónimo y hacerme rica con el porno… pero al final me pueden mis historias de fantasía (que suelen ser para todos los públicos).

Lo que más me gusta cuando escribo erótica es tratar de ser realista. El sexo me encanta, pero después de leer infinitas escenas en las que las erecciones son instantáneas y adamantinas y los orgasmos llevan más allá de la estratosfera, te das cuenta de que, en ocasiones, lo más interesante es lo que ocurre en realidad. En el sexo hay mucho placer, pero también incomodidad, y risas, y cosquillas, y ruidos raros, y codazos, y accidentes con el mobiliario, y manos pringosas con las que es imposible sostener nada. Ese es el sexo que creo que todo el mundo tiene (y, en el caso de los novatos, el que deberían esperar). No hay nada como planear cosas, tratar de llevarlas a cabo, reírte, cambiar de postura, descubrir que eso no estaba tan bien como parecía, conseguir lo que buscabas y, después, abrazar a tu pareja (¡o a las personas que sean!) mientras charlas sobre cómo ha ido y si os ha gustado.

P: ¿Por qué escogiste el elemento de la penetración anal masculina?

R: Es algo curioso lo que ocurre con el culo, que es a la vez espantoso y fascinante para mucha gente. En particular, muchos hombres están obsesionados con el sexo anal pero al mismo tiempo lo consideran algo «gay». Quieren penetrar mujeres (a sus novias no, que las respetan), pero les parece gracioso que haya hombres que se penetren entre ellos. Lo más interesante de esto es que, después de todo, el culo es universal. Todo el mundo tiene culo sin importar su condición. Heteros u homosexuales, trans o cisgénero. ¿Por qué lo desterramos a algo que hacen los gays o algo que «ella regala porque le quiere mucho»? ¿Por qué hay tantos hombres heterosexuales que, a pesar de tener próstata, se niegan a sí mismos la exploración de algo tan intenso?

Escribí sobre el pegging como reivindicación, como consejo, como visibilización de una práctica «vergonzosa» que no debería ser tal. Como dice mi madre (y sí, estoy citando a mi madre en algo sobre sexo anal): «Lo que pasa detrás de la puerta entre dos personas que consienten es maravilloso». Y ya está.

P: ¿Cuáles son tus libros favoritos?

R: Seguro que me dejo unos cuantos en el tintero, pero así, sin orden, me encantaron: Lo mejor que le puede pasar a un cruasán, todos los libros de Sarah Waters, Las brujas, The Ghost and The Machine, Rebecca, Elantris, La historia interminable, The Boss, la saga de Geralt de Rivia, Santa Olivia, Eclipse total… Y no puedo dejar de recomendar las novelas gráficas Y: El último hombre, Saga y Sunstone.

P: Además de escribir, ¿a qué otras cosas te dedicas?

R: Como buena escritora, procrastino. Procrastino jugando a videojuegos, leyendo, navegando por Internet (Tumblr es un agujero de perdición en el que leer sobre cómo escribir para evitar hacerlo), dirigiendo y jugando a rol y viendo series. Cuando de verdad me pongo a trabajar, soy la guionista del webcomic Chrysalis y escribo novelas.

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