Bienvenida a mi mundo

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Detrás de la editorial Café con Leche hay muchos colaboradores y dos idiotas que se dejan la piel, el dinero y la paz conyugal para editar los no demasiados títulos que sacan al año. De los dos idiotas, mi compañero aportó los datos y las experiencias iniciales en la edición y yo, Diana Gutiérrez —esa curiosa autora que publica libros juveniles y libros guarros—, aporté la idea inicial, un máster en edición y un plan (que se reveló endeble e irrealizable).

Si pudiera volver atrás en el tiempo, me abofetearía muy fuerte y me diría que con las cosas del comer no se juega. Que no tenemos ahorros como para estar jugando a tirar libros. Que no tenemos una casa en propiedad como para abarrotar con cajas de cartón nuestro único cuartito de estudio. Que quizás tampoco somos el mejor equipo, porque una pareja que emprende un negocio corre un riesgo importante de llevarse todos los problemas de trabajo a la cama. Que la experiencia se adquiere, pero nos faltan contactos, nos falta don de gentes, nos falta algo de previsión a largo plazo y nos falta cara (lo último probablemente sea de las cosas más importantes).

Siempre he pensado que tengo cierto ojo para tomarle el pulso a «lo que la gente demanda» y no siempre cubren los medios más tradicionales. No obstante, como tantas otras personas, tropiezo un poco con la ejecución, subestimo el tiempo y la dedicación que requiere un proyecto de gran envergadura y, sobre todo, carezco de los recursos económicos óptimos para hacer crecer un negocio adecuadamente, algo que requiere fuertes inversiones iniciales con la previsión de futuros beneficios.

Con Café con Leche me ocurrió exactamente así. Hoy día ocupa buena parte de mi vida y todavía no tengo claro si es un sueño o una pesadilla, aunque me decanto por lo segundo.

La edición de libros y revistas es uno de los proyectos más complejos que he emprendido nunca, y eso que he escrito libros, aprendido idiomas, estudiado másteres, vivido en países extranjeros y tantas otras cosas (aprender a tocar la guitarra es algo que casi he dejado por imposible).

El sector de la edición es tan absurdo que no me extraña que tanta gente se haga una idea incorrecta de cómo funciona desde fuera. Es una industria profundamente anclada en el pasado, fragmentada por el presente, de escasos altos (muy altos) y muchísimos bajos (muy bajos). Es una industria en explosión (porque nunca ha habido tanta oferta) y a la vez en recesión (porque hay demasiada oferta para la escasa demanda). También es un sector muy dado a los personalismos y a las valoraciones más intuitivas que profesionales, a la formación de bandos y a los montones de gente corriendo por ahí con los brazos en alto en el caos más absoluto, sobre todo cuando se trata de cobrar facturas (o «llama cuando esté el encargado»).

Y, al fin y al cabo, tiene algo de sentido que sea así, porque no vendemos sacos de tornillos. Vendemos libros, que es algo que nos gusta mucho, y lidiamos con autores, con libreros, con agentes y con otros editores (lo que nos gusta un poco menos). Tenemos una relación emocional con lo que producimos y casi siempre hay una motivación especial para editar un tipo de libro o un determinado autor.

Por otra parte, el negocio editorial suele dar tan poco dinero que más vale que te guste mucho lo que haces, porque la recompensa pocas veces es económica. Sí que conozco gente que vive de la edición, al igual que conozco gente que vive de la escritura; pero, en el nivel de «edición independiente» en el que nos movemos, son los menos.

Esta nueva sección de la web es mi rincón personal para explicar algunos aspectos de la edición a los que yo me enfrento a menudo, pero que creo que la mayoría de la gente desconoce. Por ejemplo, me gustaría abordar temas como…

  • ¿Por qué los libros son tan caros?
  • ¿Los autores son mis clientes?
  • ¿Por qué unos libros venden y otros no?
  • ¿Cómo de rentable es Café con Leche?
  • ¿Necesitamos a Amazon?
  • ¿Por qué es tan importante leer diverso?
  • ¿Es buena idea autoeditarse? (Pista: Estoy a favor de la autoedición, pero hay muchas cosas que la gente no sabe)

En todos los temas expondré lo que sé y daré mi perspectiva, así que puede que otra persona os diga todo lo contrario (o incluso que yo misma me contradiga en ocasiones). De hecho, estaría bien que dejaseis comentarios como lectores, escritores o editores explicando vuestra experiencia, para que así no vivamos cada uno en nuestra pequeña parcela de realidad creyendo que es la Verdad Absoluta. 🙂

En ocasiones nos han dicho que Café con Leche no tiene toda la visibilidad que debería, entre otras cosas porque estamos bastante en nuestro mundo y solemos involucrarnos poco en La Agria Polémica de la que Todo el Mundo Está Hablando en cada momento. Aunque no fue una decisión plenamente consciente, es el reflejo de como somos mi compañero y yo. No tenemos ningún problema en expresar opiniones o de querer asesinar a alguien de vez en cuando (creo que todo el mundo que nos conozca puede dar fe de ambas cosas), pero preferimos mantenernos al margen si no tenemos todos los datos para juzgar, y pocas veces consideramos que los tenemos.

Aquí daré opiniones con datos que supondrán más de una sorpresa, y de momento es todo lo que voy a decir.

Por Diana Gutiérrez (@djangomar)


Imagen del Rincón de la Editora © mapichai

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