Carolina Trias

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Carolina Trias vive en Málaga con dos gatos, muchos libros y poca ropa. No sabe conducir ni poner una lavadora, pero sí anudar y desanudar un corsé en tiempo récord, lo que considera uno de los logros mejor aprovechados de su vida.

Estudió Filología Inglesa porque ama la literatura y está actualmente desempleada porque estudió Filología Inglesa. En su tiempo libre escribe, procura rodearse de mujeres más obedientes que ella e intenta convencer a sus amigos de que su afición por los nudos complicados es del todo inocente.

Libros en Café con Leche


P: En tu relato, «El reflejo condicionado», hablas del valor del orden y la disciplina (de toda clase) entre una pareja de chicas. ¿Te identificas con la ordenada o con la desordenada?

R: Con Rebeca (la ordenada) sin duda. Soy bastante maniática con el tema de tenerlo todo ordenado, controlado y a ser posible apuntado en un calendario enorme en colores distintos para cada cosa. Eso sí, Rebeca es más digna que yo, que normalmente acabo rehaciendo los horarios tres o cuatro veces para ajustarlos al tiempo que tengo, y a veces acaba en desastre. Igual que ella, yo también intento que la gente desordenada de mi vida se arrepienta de sus pecados y se organice, aunque todavía no me ha dado por usar su método, que igual debería planteármelo…

P: Tu relato tiene mucho humor, ¿cuál crees que es la relación entre el erotismo y el humor?

R: Soy partidaria de ponerle humor a todo (en la medida de lo posible) sin importar el género, y creo que con la erótica encaja especialmente bien. No sólo le da un toque más natural y más cercano al relato, también le da al género erótico un extra, que creo que es algo que el género necesita siempre, porque en lo que al elemento sexual se refiere ya está casi todo escrito si nos limitamos a, no sé, de uno a seis participantes de la misma especie… aunque ahora que lo pienso ya hay quien ya se ha saltado este límite en Cuando calienta el sol

P: ¿Habías escrito literatura erótica antes? ¿De qué tipo?

R: Alguna cosa corta había caído, algún relato, algún fanfic (ssshhh), pero nada serio y muy de vez en cuando. No es un género en el que me mueva cómodamente a la hora de escribir, aunque me gustaría, porque como lectora sí que lo manejo bastante más.

P: ¿Qué te gusta leer?

R: Voy a ser sincera, si una novela tiene lesbianas hay un 99% de posibilidades de que la lea sea del género que sea. Las prefiero (las lesbianas, digo) en conjunción con mis géneros favoritos, como la novela histórica o la ficción especulativa, pero si están presentes casi cualquier cosa me vale. Aunque tengo algunos predilectos, la verdad es que no soy muy exigente con el tema de los géneros. De hecho, prefiero las novelas que son difíciles de clasificar y acaban con descripciones horrendas como «autobiografía contada a través del folklore oriental revisitado» o «realismo mágico histórico con influencias de cuentos de hadas» (sí, son ejemplos reales). ¿Quién ve una cosa así y no la lee? Es imposible.

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